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Kostia cap. 6

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AlikuHirano's avatar
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Al salir de la oficina de registros, Kostia se adelantó y se apartó de las chicas con la idea de caminar sólo y aclarar su mente
-Oye, el auto está por acá. Le comentó Sophie mientras lo veía partir hacia el otro lado
-Yo… me iré caminando.
Kostia iba despacio, con la mirada en el suelo y el ánimo arrastrando, estaba pensando en su amigo Sho y en lo que quizás había sentido al hacer tanto engaño, en su cabeza se formaban imágenes confusas de Sho robándose su expediente y mofándose de todos, hasta de Mei Sato, a quien no conoció. “Que idiota eras, cretino, tarado, cara de perro, además te creías tan guapo y fuerte, ay sí, soy Sho el que todo lo puede… bastardo hipócrita”

-¡¡Me escuchaste, hipócrita!!
-Jovencito, sé que nos robó poquito y que le levantó el vestido a una muchacha llamada Rosita, pero no hables así de Layín- lo reprendió una viejita que estaba platicando con su comadre del presidente de San Blas.
Kostia se alejó de la ciudad y subió una empinada colina llena de zarzas silvestres y espesos árboles, ese paisaje natural tenía fama de ser sede estatal de suicidios en masa y asesinatos terribles e indecibles, sin embargo Kostia no se creía esas historias y siguió caminando hasta encontrarse con una cueva al lado del difícil sendero, entonces se detuvo y gritó
-¡Hey, Gino!
Y una voz masculina le contestó
-¿Kostia? Entra.

Kostia pasó con paso seguro al interior de la cueva, el hogar de su amigo Gino, quien era un lobo adulto. Al pasar pudo ver a la pareja de Gino, una loba de pelaje blanco procedente de Finlandia, y a su amigo quien estaba enseñándoles a aullar a sus seis cachorros. Al verlo dentro, Gino se transformó en humano y le preguntó a la loba
-Anna, ¿Quieres conejo para cenar?
-Mejor un venado- le respondió ella en su forma de lobo, haciendo que Kostia se estremeciera un poco, no estaba acostumbrado todavía a que los seres animales hablaran.
-Pero es más difícil, ¿Y cómo lo cargaré hasta aquí?
-Yo quiero venado.
-Está bien. Kostia, acompáñame.

Gino salió de la cueva con Kostia, quien estaba pálido de la impresión que le daba ver a Anna hablar; él llevó a Kostia a la cima de la colina dónde tenía un tejaban hecho con láminas como techo y madera de soporte, servía para las pocas visitas humanas que tenía
-¿Cómo has estado?- le preguntó Gino a Kostia sabiendo de antemano que no estaba bien. –Me preocupé por ti, no te vi en el funeral de Sho.
-Me enfermé- su tristeza no lo dejaba hablar suelto como era su costumbre.
-Fue mejor para ti el no ir. Es lo más terrible que he visto en mi vida, y Hitomi, pobrecilla- mencionó Gino con la mirada baja. –Pero parece que lo estás superando, veo que te quitaste el luto, y estás en la calle, eso es bueno.
-Gino- le habló Kostia decidido a contarle lo que pasaba. –vine aquí para contarte algo delicado, tiene que ver con Sho y espero que me apoyes porque ya no sé qué creer.

Entonces Kostia le reveló a Gino lo que había investigado de Sho, la forma en que había mentido con la entrada a la milicia, cómo desapareció su expediente de la oficina de registros, lo que estuvo haciendo en Rosales, las ideas que tenía Sophie, la carta, las fotografías, vaya, hasta le habló sobre el tatuaje que aparecía en la espalda de Sho con forma de hada. –Todo esto me hace dudar de Sho, él nos utilizó todo el tiempo, se burló de nosotros, de mí.

Gino generalmente era paciente y amable, dispuesto a ayudar a Kostia en todo lo que podía, sin embargo respetaba mucho la memoria de los difuntos. En el fondo Gino era obstinado y si tenía una imagen mental de una persona, difícilmente iba a cambiarla. Se levantó furioso del suelo y golpeó a kostia en la cara, cerca del ojo
-Sé que esto es parte de tu proceso de duelo, pero debes respetar el recuerdo de Sho. ¿Me entiendes?
-¡Es verdad lo que te digo! ¡Sho nos mintió y luego se zafó de la responsabilidad suicidándose!
-¡Cállate!

Tras una pelea que Kostia perdió, él regresó a su casa llenno de coraje, no creía que Gino le hubiera ganado y que no le creyera. Mientras tanto Karen y Lupita trataron de llamarle a Hitomi pero no respondía el teléfono
-¡Me mandó al buzón por vigésima vez! ¿Quién se cree, eh?- replicó Karen mientras Sophie analizaba la carta una vez más
-No entiendo porque repite tantas veces que está muerto- le dijo ella a Lupita. –Captamos el mensaje a la primera.
-Tal vez pensó que tú la leerías y por eso- respondió Karen bromeando una vez más a Sophie, era su deporte favorito.
En la noche, eran como las nueve y hacía mucho frío, Karen estaba cansada de ver tan deprimido a Kostia, en la opinión de ella, él no tenía tantas razones para estar triste; y con esta mentalidad habló con él

-Kostia, debes calmarte. Pelear contra un lobo no va a detener el dolor… No puedo creer que haya dicho algo tan raro. Lo que quiero decir es que si tú crees que te engañó, deberías ponerte en mi lugar, me utilizó por ser Gaxiola y ni siquiera me dijo que tenía novia, bueno, no era su obligación pero hubiera sido bueno, tu sabes, alguna mención pero…
-Karen, deja de desviarte. Ve al grano- replicó Lupita sin entender lo que Karen decía en verdad
-Ok, el punto es que te debes levantar y superar su muerte, ya que no eres el único que sufre, suelta el dolor y sigue adelante, que es lo que estamos haciendo Lupita y yo. Sophie no cuenta, tu hermana no tiene sentimientos… ¡Estoy harta! ¡Harta del frío y de tu actitud de mártir! ¡No te soporto!
-No sabes lo que siento, yo lo quería- musitó Kostia como defensa
-¡Pues yo lo quería más y nunca me hizo caso!
Lupita y Kostia se quedaron boquiabiertos mientras Sophie no pudo evitar carcajearse por la sórdida confesión, ninguno sabía qué contestarle a Karen, quien temblaba enrojecida hasta las orejas. Entonces sonó el teléfono
-Uff, nos salvó la campana, eh- mencionó Lupita y respondió esperando que fuera Hitomi, pero no, era Pávez, el compañero de Mei Sato. Les dijo que tenía pruebas contra Sho y los citó en su centro deportivo, que estaba en el fraccionamiento de “Lloviznas”. –Chicos, prepárense para la aventura.

Subieron al auto de la maestra Gloria y Sophie condujo a toda velocidad tratando de no burlarse de Karen, quien seguía roja
-Entonces, ¿Te gustaba Sho?- rompió el silencio Kostia y Sophie soltó una carcajada
-Eh… Te dije tantas cosas y… ¿Sólo recuerdas eso?- replicó Karen con la voz entrecortada por la pena que sentía y Kostia asintió con la cabeza
-Bueno, no es que haya sido sorpresivo pero tú me entiendes, ¿No? Por un lado sospechaba que le coqueteabas en secreto, pero como siempre tienes la misma cara de nada, pensé que estaba equivocada, que no te gustaba nada ni nadie, y que debería dejar de ver anime Shoujo- comentó Lupita
-Puta madre- replicó Karen molesta por sacar a la luz uno de sus sentimientos
-Sin groserías por favor. Quien se descubrió fuiste tú con tu “yo lo quiero más y nunca me hizo caso”… Sería una buena frase para los “forever alone”- mencionó Sophie un poco molesta, no soportaba las groserías.
-¿Y qué le viste?- replicó Kostia. –Ese tipo tuvo más de veinte novias en su vida, y yo sólo una, que me duró diez días.

Al escucharlo, Sophie no pudo evitar burlarse de la desgracia de su hermano, pero los tuvo que calmar, ya estaban en el estacionamiento del centro deportivo.
Entraron directamente a la oficina de recepción pero no encontraron a Pávez, caminaron por el amplio pasillo hasta el comedor, entonces escucharon ruidos en la cocina y al pasar vieron a Pávez en el suelo. Lupita fue a la recepción a buscar un teléfono ya que no tenía celular para llamar de allí, mientras tanto los demás se agacharon a socorrer a Pávez.
-¡Chicos! ¡Alguien cortó la línea!- gritó ella mientras la nariz de Sophie se impregnaba de un olor impropio del lugar, entonces sintió que habían llegado a una trampa

-Huele a humo- mencionó Kostia y dejando de lado al inconsciente Pávez, los cuatro salieron a las canchas a revisar que todo estuviera en orden, sin embargo observaron en la cancha de futbol, una pequeña fogata que era alimentada por varios papeles, discos de oficina y leña. Supieron de inmediato que aquellos papeles eran las pruebas de que Pávez hablaba. Al lado de la fogata estaba una chica muy blanca de la edad de Kostia, su cabello rizado y sus ojos verdes resplandecían en la tenue luz del fuego.
-¿Quién es ella?- preguntó Lupita molesta, había deducido rápidamente que ella había quemado las pruebas de la verdad que quería averiguar.
-Es Ila- respondió Kostia consternado, pero se compuso lo más rápido que pudo para poder hablar con ella. -¿Qué haces aquí? ¿Tú quemaste eso?
-¿Y tú? ¿No deberías entrenar para la pelea?- lo cuestionó Ila sonriendo cínicamente. -¿Al menos ya sabes en lo que Sho te enlistó?
-¿Leíste la carta?- replicó Sophie deseando que alguien insultara a Ila por ella
-¿Acaso eso importa?- replicó Karen encolerizada, quizás no le agradaba Ila, o eran los celos atacando a Karen, o no era su día de suerte. -¡Exijo que me digas porque estás quemando eso, son las pruebas de la existencia de Sho!
-Bueno, a él no le importa, ni quiere que se sepa lo que hizo- Ila no se percató de que Lupita escribía lo que estaba diciendo. –Admito que me sorprende que hayan llegado hasta aquí pero no seguirán investigando a Sho, de eso me encargo.

Ila, con la idea de defender la imagen de su novio fallecido, se concentró cerrando los ojos para atacar a los chicos. Lupita estaba impaciente por empezar a pelear, era su primera vez y no pensaba en perder. Karen en cambio, no esperaba una respuesta tan violenta, y mucho menos en ese momento en que sus poderes eran tan débiles que ni valía la pena usarlos. Sophie y Kostia estaban nerviosos por pelear pero no querían que Ila se fuera sin explicarles lo que había sucedido con Sho. Con estos pensamientos se fueron a la batalla contra Ila.
-¡¡Kaze Réquiem!!- gritó Ila y una ráfaga veloz como ninguna de viento, se impactó directamente con Sophie levantándola del suelo con mucha facilidad; Kostia no lo pensó dos veces y sacó sus alas para rescatar a su hermana volando detrás de ella.
-Karen, es nuestro turno de atacar. Démosle sus pataditas a Ila- mencionó Lupita pero al voltear, Ila ya no estaba. –Ah, chinga.
-Lupis, Ila está levantando a Sophie como basura en el aire. Ella se convirtió en viento- le afirmó Karen con el ceño fruncido.

Kostia voló más rápido que nunca para alcanzar a Sophie, la tomó en sus brazos para que no se cayera pero entonces Ila se transformó en humana detrás de él, lo golpeó en el ala y él junto con Sophie cayó estrepitosamente en el pasto.
-¡Sophie! ¡Kostia!- gritó Lupita corriendo hacia ellos para socorrerlos, estaba preocupada y se notaba en su rostro.
Karen corrió imprudentemente hacia Ila con la convicción de vencerla y de arreglar otro tipo de asuntos con ella que le hacían desear pelear con ella y ganarle; se paró frente a la chica que le llegaba al hombro y convocó un hechizo milenario dentro de su familia
-¡Karen, no!- le advirtió Lupita con el estómago hecho nudo. –La vas a matar.
-No me importa- susurró ella, y mirando a los ojos a Ila, soltó su hechizo poderoso y antiguo. -¡¡Ventisca!!
Lo que obtuvo fue una ligera nevada que duró como treinta segundos, realmente estaba fuera de práctica y necesitaba entrenar más.

-¿Eso es todo?- Ila volvió  respirar tranquila. –Creí que los Gaxiola eran invencibles… es que… Vamos, tú sabes lo patético que fue eso. Hasta en Frozen hacen cosas mejores y es una peli para niños. Esperaba que siendo una historia para jóvenes, hubiera más violencia.
Entonces, aprovechando una ligera distracción de Karen, Ila la atacó en la cara con su viento. Karen cayó al suelo golpeándose la cabeza y quedó fuera de sí misma. Ila se acercó a Lupita sonriendo victoriosa y le dijo:

-Sho me dijo que tú eres la única capaz de detener al hada, al parecer cree que su amiguito, su hermanita y la gorda aquella son inútiles a tu lado. Y por eso, si te hago algo, él va a empezar a fastidiarme como es su costumbre.
-¿Te va a fastidiar? O sea, ¿En futuro?
-Eh, me equivoqué- se disculpó Ila. –Como sabes, soy sólo una viuda tratando de defender la memoria de Sho, mi eterno amor perdido. No tiene nada que ver que lo haya engañado el año pasado, él sigue siendo mi amor eterno.
-No pues yo no digo nada.
-Ok. ¿Estás conmigo o contra mí? Necesito que te decidas rápido, conmigo vas a ganarle al hada, podrás vivir, y ser feliz para siempre. Contra mí, la vida será muy incierta.
-Tienes severos problemas mentales. ¿Ya intentaste ir con un psiquiatra?- replicó Lupita sin entender nada de lo que Ila le había dicho. –Es decir, lastimaste a mis amigos y quieres que te siga sin entender la situación. Te pasas.

Ila se preparó para atacar a Lupita, nadie le decía loca sin pagar las consecuencias, cuando de repente una extraña luz azulosa la golpeó con mucha fuerza en la nuca y cayó al suelo inconsciente. Lupita creyó que era un golpe de suerte cuando aterrizó en el campo de futbol un majestuoso caballo con alas que Mei Sato montaba; al ver al animal, Lupita se aterró, nunca había visto un Pegaso en la vida real y les tenía fobia a los caballos

-¿Qué? ¿Nunca habías visto uno igual? De hecho yo tampoco, me lo prestaron para probarlo y ver qué velocidad tiene- le dijo Mei como si el Pegaso fuera un auto o algo así. -¿Estás bien? Ya llamé a una ambulancia- Mei se bajó del Pegaso para poder esposar a Ila y subirla al animal mitológico. –Ya sabes, gajes del oficio. Como no hay policías disponibles, me dijeron que me la llevara al reclusorio. Esperemos que Pávez despierte pronto y les cuente la verdad sobre Sho.

Mei subió al Pegaso dispuesta a irse antes de comenzar a hablar de más pero Lupita la detuvo.
-Oye, ¿Qué habilidad tienes? Lo de la bola azul estuvo algebraico.
-Puedo crear oxigeno- respondió Mei como si fuera una habilidad común
-¿Así como las plantas? ¿Y eso sirve para pelear?
-Vives gracias a mí, mal agradecida.

Llegaron dos ambulancias al centro deportivo de “Las Lloviznas” para socorrer a los heridos de esa noche y llevarlos al hospital, mientras que Lupita los siguió desde el auto de la maestra Gloria.
Mei se dirigía al reclusorio disfrutando de ir volando en un Pegaso, había tomado el camino más largo pero más bonito, que recorría las montañas y le permitía observar la vida nocturna en la naturaleza. No tenía mucha prisa de llegar al reclusorio, estaba relajada degustando el olor a pino que le llenaba las fosas nasales y el frío viento en su rostro. No se percató de que Ila había despertado y buscaba una forma de escapar. Cuando Mei volteó, Ila llevó la cadena de las esposas al cuello de Mei con la idea de ahogarla. Rápidamente Mei se llevó las manos al cuello para intentar quitarse la cadena, estaba desesperada luchando contra la fuerza de Ila quien no dejaba de apretar ni un segundo. Mei comenzó a ver borroso su alrededor como si fuera distante y lejano a ella, entonces se le vino el desolador pensamiento de que iba a morir y sin fuerzas se rindió ante esta idea.
-Yui- susurró lentamente y se desmayó por la falta de aire.
Como no había nadie que lo controlara, el Pegaso perdió el equilibrio y cayó en picada con una estrepitosa caída que afectó tanto a Ila como al cuerpo de Mei. Ila se levantó con algo de torpeza y checó el pulso de su oponente, Mei seguía con vida; Ila sonrió con malicia al tener una idea para esconder lo que había hecho
-Eso servirá.

Mientras tanto en el hospital, a Karen se le ocurrió una idea para resolver toda la investigación en una noche
-Profanaremos la tumba de Sho.
Comments2
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anakareninart's avatar
Qué final de capítulo!!! : D
Me encanta esta parte, tiene muchos giros interesantes, y además una declaración precipitada xD